La supuesta costumbre romana de vomitar para seguir comiendo es probablemente una de las exageraciones históricas más popular. Según algunos autores el vómito se provocaba introduciendo plumas de aves en la garganta y existía hasta un lugar concreto para realizar esta acción: el vomitorium (en plural, vomitoria).

La provocación del vómito está atestiguada como tratamiento médico, pero no era una costumbre frecuente ni popular en los banquetes, aunque sí se produjo en ciertos momentos de exceso y opulencia concretos asociados con algunos emperadores. Precisamente como crítica a estos excesos (económicos, físicos y, sobre todo, morales), escribió Séneca un famoso texto donde afirmaba “comen para vomitar y vomitan para seguir comiendo…”, lo que ha sido malinterpretado como indicio de una costumbre generalizada.

En cuanto a los vomitoria, no se trataba de sitios para vomitar (que no existían en las casas romanas), sino cada uno de los accesos a los graderíos de los edificios de espectáculos (circos, anfiteatros y teatros) por los que se “vomitaba” -echaba fuera- a los espectadores.

Este bulo y muchos otros relativos a la época romana, son analizados de forma amena y rigurosa por Néstor F. Marqués en su libro Fake News de la Antigua Roma (Ed. Espasa, 2019).

Carlos J. Morán Sánchez, Instituto de Arqueología-Mérida