Aunque no sea algo que podamos apreciar a simple vista, la tecnología LiDAR nos acompaña en nuestro día a día, facilitando nuestras tareas más cotidianas y también dotándolas de mayor seguridad. Se trata de dispositivos de detección y estimación de distancias basados en pulsos de láser que tienen aplicación en automoción, tanto en vehículos autónomos como en asistencia a la conducción; en robótica industrial y doméstica; imagen médica (PET) y molecular (FLIM), topografía y comunicaciones cuánticas, entre otras.

 

Y es en este prometedor y amplio mercado del LiDAR donde una spin-off promovida por miembros del grupo de investigación en Circuitos de Entrefase y Sistemas Sensores Integrados (I2CASS) del  Instituto de Microelectrónica de Sevilla, centro mixto del CSIC y la Universidad de Sevilla, busca hacerse un hueco. Se trata de Photonvis, iniciativa empresarial dedicada al desarrollo de sistemas de visión y sensores de imagen 3D basados en la detección singularizada de fotones.

Aunque fue creada en julio de 2019, el trabajo que ahora coge impulso se remonta a bastante tiempo atrás, tal y como explica Ricardo Carmona, científico titular del CSIC y uno de sus promotores junto a Ángel Rodríguez-Vázquez, catedrático de la Universidad de Sevilla; y los investigadores postdoctorales Ion Vornicu y Angela Darie. “Desde 2011 venimos trabajando en la incorporación de inteligencia en el chip sensor mediante la integración de funcionalidad que nos permite la tecnología CMOS. Conseguimos desarrollar con éxito los diferentes componentes de un receptor LiDAR básico y esto nos animó a la creación de la compañía y a la licencia de una patente, cuyos derechos posee Photonvis de forma exclusiva y global”, explica Carmona.

Los sensores inteligentes de Photonvis están orientados al LiDAR de estado sólido. Y es ahí donde radica el valor diferencial del trabajo que desarrolla este equipo de investigadores. “Nuestra propuesta supone la eliminación de elementos mecánicos, la incorporación de la calibración  electrónica, una mayor resolución espacial, una mayor tasa de refresco, una menor potencia del láser y la integración de funcionalidad en un sistema más fiable, más preciso y menos costoso”, comenta Carmona.

Pero ¿por qué dedicar todo su empeño a buscar sensores aplicables al LiDAR y no a cualquier otro ámbito? Ricardo Carmona apunta que se trata de un mercado en el que aún no existe una convergencia tecnológica y por ello las oportunidades de posicionarse son muy buenas. “Es un mercado muy abierto, con diferentes líneas de investigación. Nosotros trabajamos con pulsos de láser, hay gente que trabaja con una onda continua de láser y otros que en vez de silicio utilizan sustratos más caos como el arseniuro de indio y galio. Además se quiere reducir el precio de los sistemas LiDAR y esto requiere la eliminación de la parte mecánica, la integración de funcionalidad en pocos chips y que los dispositivos sensores tengan un coste similar al de las cámaras de los smartphones. Todo el mundo está intentando alcanzar las mejores prestaciones pero todavía ninguno ha conseguido imponer su tecnología y que esta se convierta en el estándar a seguir por el resto”, apunta el investigador del CSIC.

Actualmente el equipo de Photonvis ha definido una arquitectura escalable para ser implementada en un chip dedicado a aplicaciones LiDAR y busca inversores para diseñar en 2022 un sistema demostrador que les permita empezar a trabajar con posibles clientes y que en principio dedicarán al sector de la automoción “por ser un mercado gigantesco y con mucha inversión”, puntualiza Carmona. “El modelo de negocio que tenemos en mente y que creemos que puede funcionar es ir a buscar a esos clientes que necesitan soluciones particulares y ver si se corresponden con lo que sabemos hacer. La previsión de distancia de nuestros sensores es de 100-150 metros, lo que nos permite ofrecer estructuras escalables y aplicables a ámbitos tan diferentes como la robótica, la automoción o la ingeniería aeronáutica”, afirma también el investigador.

Las expectativas son “muy buenas”, según Carmona, y prevén realizar la transferencia de las patentes a la empresa y contratar a un equipo de diseño que trabaje en los primeros chips por encargo de los clientes. De esta forma la transferencia del conocimiento puede convertir a Photonvis en un nuevo de caso éxito dentro del ámbito del CSIC y en la prueba de que “tenemos que empezar a darnos cuenta de una vez de que la investigación, la ciencia y la tecnología no son un lujo de ricos y de que hay países que son ricos porque han hecho una fuerte apuesta en este sentido, Corea, que tras la guerra estaba en un estado desastroso hoy es una gran potencia tecnológica mundial. Solo en Seúl hay más de 20 escuelas de ingeniería de relevancia internacional”, concluye el investigador.