Mayte Penelas, directora en la Escuela de Estudios Árabes (EEA) del CSIC.

Esta investigadora inició su carrera en la Universidad Complutense de Madrid por una suerte de exotismo que el azar y una carrera de fondo han convertido en su pasión. Afincada en Granada, está especializada en la investigación, traducción y edición de manuscritos de la época árabe medieval, si bien esto último es lo que más disfruta de su labor. Disfruta viajando para conocer los únicos ejemplares que se conservan de los textos que desgrana en sus investigaciones. Escritos que han sobrevivido al paso de la historia esperando pacientemente que alguien los descubra.

“No se puede hablar de Andalucía para referirnos a al-Andalus”

Desde septiembre de 2017 Mayte Penelas dirige la Escuela de Estudios Árabes (EEA) de Granada, institución encargada, desde su fundación en 1932, de proteger y fomentar los estudios árabes en España. En los últimos años trabaja con tesón para conseguir que la institución ocupe un sitio privilegiado en el plano internacional, poniendo especial empeño en la labor de divulgación científica. Con ella hemos conversado sobre las líneas de investigación que ha emprendido durante su carrera, la concepción del islam para Occidente y la importancia de las Humanidades para la comunidad científica.

¿En qué momento de su vida tuvo claro que quería dedicarse al estudio y a la investigación del mundo árabe e islámico?

Nunca había sentido una atracción especial por este tema y quizás por exotismo, una amiga y yo nos planteamos hacer Filología Árabe. Así empecé la carrera de Filología Semítica en la Complutense y me encantó. Nunca me había planteado qué salidas tendría al acabar la carrera y en el último año tuve una beca de investigación en el Instituto de Filología del CSIC en Madrid. Ahí empezó todo.

Y desde ese momento, ¿qué líneas de investigación han centrado su carrera profesional?

La tesis marcó mi carrera investigadora. Para ella utilicé un texto de Historia Universal redactado por un cristiano de Al-Ándalus, basado en varias fuentes latinas que tradujo al árabe. Lo que hice fue editar este ejemplar, estudiar las fuentes y la influencia en la historiografía árabe-musulmana posterior.

Muchos de los estudios que he realizado posteriormente tienen relación con este texto. Además, abordar este tema me ha llevado a aplicar la crítica textual a mi labor y a trabajar con manuscritos árabes en formato físico. Esta parte es la que más me gusta.

Cuando el único manuscrito que existe está en un sitio concreto, como sucede en este caso, ¿cómo desarrolláis vuestra labor?

Pues depende del estado de conservación del manuscrito. Actualmente no hace falta desplazarse al sitio, porque los textos están digitalizados y el trabajo es mucho más fácil. En el caso de este ejemplar del que he hablado, me desplacé a la Universidad de  Columbia porque muchas partes no se podían leer bien en el microfilm.

Esta investigación es de Historia Universal, pero también ha realizado publicaciones centradas en la lingüística ¿esta área de estudio es en la que se siente más cómoda?

Hice Filología Árabe, pero no soy lingüista ni historiadora. Mis conocimientos de árabe me permiten acercarme a los textos. Los investigo, edito y traduzco para darlos a conocer a la comunidad científica o a quien pueda estar interesado. Pero si tuviera que contestarte con qué me siento más cómoda te diría que con la edición, porque en la traducción tiendo a ser muy literal y me cuesta mucho distanciarme y conseguir ese equilibrio entre reflejar lo que el autor quiere decir y hacerlo en un buen castellano o en un buen inglés.

Ahora que conocemos sus preferencias, ¿recuerda algún proyecto con especial cariño?

Mi tesis. Precisamente porque es un texto que me parece muy importante, al que no se ha prestado atención. De hecho, había una edición anterior muy defectuosa y nadie reparaba en ello. Estamos hablando de la única traducción de una obra histórica en árabe de época medieval. Hay muchas traducciones al árabe de escritos filosóficos o científicos, pero esta es la única de uno histórico. Además, el ejemplar nos habla de la circulación de obras latinas entre los cristianos de Al-Ándalus y es muy interesante.

¿Tiene algún referente en su campo de investigación?

Puedo mencionar a dos compañeros de la Escuela. Uno es mi director de tesis, Luis Molina, y la otra es María Luisa Ávila. Son mis maestros en lo profesional y en lo personal. He aprendido mucho de su calidad como investigadores y de su actitud ante la vida.

Su carrera científica está ligada a la EEA desde hace más de 20 años ¿qué nos puede contar de los orígenes de la institución y de las líneas de trabajo y disciplinas que desarrolla en la actualidad?

En 1932 se crearon dos Escuelas de Estudios Árabes, una en Madrid y otra en Granada, y la ley decía que el objetivo de la institución era proteger y fomentar los estudios árabes en España. Esta finalidad se sigue manteniendo, aunque la Escuela haya evolucionado y tenga muy poco que ver con la de hace casi un siglo.

Respecto a las líneas de trabajo tenemos el grupo de Filología, Historiografía y Crítica Textual, donde estamos los investigadores que estudiamos la cultura y la civilización islámica a través de los textos escritos. Y, por otro lado, está el Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad que estudia el patrimonio andalusí y el mundo islámico medieval.

Los investigadores que forman estos grupos ¿colaboran con otras instituciones, nacionales o internacionales, en sus proyectos? ¿Cómo se gestan estas colaboraciones?

En los últimos años estamos haciendo un esfuerzo de internacionalización, colaborando con instituciones europeas y potenciado una labor muy importante de divulgación científica. Debo decir que a esto ha contribuido la entrada de savia nueva en la Escuela. Un ejemplo de este salto internacional es la recepción de alumnos Erasmus todos los años.

Actualmente estoy inmersa en un proyecto europeo dentro de las acciones Marie Curie, en la que participan 25 instituciones de seis países europeos. También participo en una colección publicada por la editorial Brill que dirige un profesor de la Universidad de Lieja, pero casi siempre he formado parte de investigaciones nacionales. Estas investigaciones surgen por distintas vías…participando en congresos o gracias a las mismas publicaciones. En mi caso las colaboraciones son eminentemente europeas, pero algunos compañeros tienen más relación con universidades estadounidenses, árabes o de América Latina.

Muchas personas confunden Al-Ándalus con Andalucía, ¿son lo mismo?

No se puede hablar de Andalucía para referirnos a al-Andalus. Los textos medievales cuando hablan de Al-Ándalus distinguen el concepto geográfico que se refiere a toda la Península ibérica. Además, está el concepto político-administrativo, que sí es esa parte de la península bajo el control de los musulmanes. Existen estas dos ideas, pero desde luego, ninguna se refiere exclusivamente a Andalucía.

No queríamos dejar pasar la ocasión de abordar este tema. Existe un extenso debate sobre el feminismo islámico, ¿cómo es la mujer en el islam?

En esta pregunta doy mi opinión personal y no como investigadora. Sí puedo decir algo que se considera fundamental. El islam se ve desde Occidente como algo monolítico y homogéneo, y esto es absolutamente erróneo. No se puede hablar de la mujer en el islam, se ha de hablar de las mujeres musulmanas y todas se sienten igualmente musulmanas, aunque profesen el islam de forma distinta. Unas llevan velo, otras no, unas hacen las cinco oraciones y otras no…Durante la tesis conviví con dos hermanas musulmanas de Marruecos, que son mis amigas y, aunque cada una lo viva de una manera, ambas se sienten y se consideran musulmanas.

A raíz de esta vivencia que nos cuenta, ¿cómo se puede combatir la idea cada vez más extendida de que el mundo árabe o musulmán supone una amenaza para el modo de vida occidental?

Con educación y dando a conocer que no se puede hablar de un solo islam, hay muchos musulmanes y cada uno es distinto. Unos practican su religión más a rajatabla, lo que no significa que sean extremistas, otros la profesan de forma más libre, pero todos se consideran musulmanes.

Hay una anécdota que me encanta recordar y que me sigue emocionando. Después de los atentados de Madrid en 2004 estuve en Túnez, y en una librería muy pequeña de la medina, el librero me puso la mano en el hombro y me dijo: “Esos no son musulmanes”. Todavía me emociono, porque es verdad. Para la mayoría de musulmanes, lo que hacen esos que quieren llamarse musulmanes realmente no lo son.

Para finalizar la entrevista, ¿cree que se valora lo suficiente a las Ciencias Sociales en el entorno científico?

Nosotros damos charlas en institutos para explicar lo que hacemos y los estudiantes se sorprenden, porque no es la idea que tienen de un científico con bata y en un laboratorio, entonces creo que es bueno que vean que en las Humanidades también se puede hacer ciencia.