Es habitual escuchar que el zumo de naranja tiene que beberse rápidamente después de exprimido porque “pierde las vitaminas”. Cuando se dice esto, se hace referencia sobre todo al contenido en vitamina C (ácido ascórbico), que es la vitamina más abundante en la naranja, unos 50 mg por cada 100 g de porción comestible.

Sin embargo, aunque nos lo digan nuestras madres con todo el cariño y con la esperanza de que aprovechemos bien esta vitamina para estar más fuertes y saludables, no es cierto que desaparezca del zumo. Al menos no tan rápido. En un estudio realizado en 1998 en la Universidad de Módena (Italia), los investigadores exprimieron 1 kg de naranjas y midieron su contenido en vitamina C inmediatamente, y a las 3, 6 y 12 horas. No encontraron diferencias. Es decir, 12 horas después de exprimido, el zumo de naranja contenía la misma concentración de vitamina C.

Otra cosa distinta son los zumos de naranja comerciales. Si han recibido tratamientos térmicos para su conservación, como es la pasteurización, o para su concentración, para preparar zumos reconstituidos, pueden haber perdido parte de su contenido inicial en vitamina C. En un estudio realizado en Universidad del Estado de Arizona (EEUU), se encontró que los zumos de naranja pasterizados contenían alrededor de un 25% menos de vitamina C. Eso sí, una vez abiertos, la degradación de la vitamina era similar a otros zumos de naranja, aproximadamente un 2% cada día cuando se conservan a 4ºC.

Javier Sánchez Perona- Instituto de la Grasa (IG)