La palabra murciélago proviene del latín: ‘mus’, que significa ‘ratón’ y ‘caecŭlus’, que quiere decir ‘ciego’. ¡Cómo no vamos a pensar que los murciélagos son ciegos con ese nombre!

Y es que “ratones ciegos” es una expresión muy común para referirse a los murciélagos y, a la vez, muy desacertada y lejana de la realidad, como tantos otros mitos y leyendas que los rodean. Esto se debe a que son un grupo muy desconocido por su carácter nocturno, esquivo y huidizo. Si alguna vez has podido verlos de cerca, habrás comprobado sus pequeños e “inconspicuos” ojos.

Aunque su visión no es tan avanzada como la de los humanos, sí que es mejor que la de muchos otros mamíferos. Poseen células fotorreceptoras que les ayudan tanto a distinguir formas y contrastes (bastones) como colores (conos). Por lo que, para los murciélagos, la visión adquiere cierta importancia a la hora de volar en su entorno.

Aun así, tienen un superpoder que los hace los maestros de la noche: su capacidad de ecolocar, es decir, de “ver” a través de sus oídos. Esto lo consiguen mediante la emisión de unas ondas de longitudes muy elevadas (entre los 8 y 120 kHz) a través de sus laringes o nariz, y la inmediata recepción de su eco a través de sus oídos. 

Este sistema a modo de sónar (del cual proceden los sónares industriales de barcos y submarinos) es muy plástico, les permiten aproximarse a objetos, presas, bebederos, así como comunicarse con otros individuos. Tienen una precisión excepcional, siendo aproximadamente del 90% su eficacia en cada intento de caza.

Además, para rizar más el rizo, la ecolocación varía entre las distintas especies e individuos, en función de dónde estén o de lo que estén haciendo. Esta variabilidad, a nosotros, los investigadores y aficionados, nos permite poder diferenciar entre especies y comportamientos, pudiendo saber si un murciélago está usando un espacio para cazar o está socializando. Esto lo realizamos con detectores de ultrasonidos que recogen sus llamadas y las convierten en sonidos audibles. Así, podemos escucharlos y ver in situ la riqueza y actividad de murciélagos de una forma nada invasiva pero muy interesante.

Entonces qué, ¿sigues pensando que los murciélagos son ciegos?

 

Sonia Sánchez Navarro & Elena Tena López

Grupo de Murciélagos. Estación Biológica de Doñana, CSIC.