En la vigésimo octava Conferencia General de la UNESCO, celebrada en París en 1995, se proclamó el 23 de abril como “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor” al considerar, entre otros aspectos, la relevancia histórica del libro como el recurso más valioso a la hora de difundir y conservar el conocimiento, y la eficacia de iniciativas similares, ya implantadas a nivel nacional, para promoverlo y difundirlo. A este respecto, se eligió esta fecha por haber coincidido los fallecimientos de los escritores Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, todos ellos acaecidos en 1616. ¿Pero realmente se dio esta concurrencia temporal tan significativa? Además, ¿nos olvidamos frecuentemente de ese tercer autor en la celebración de esta conmemoración? Hagamos algunas matizaciones en torno a estas cuestiones.

El destacado hispanista y biógrafo de Cervantes Jean Canavaggio ha aclarado que, en realidad, su deceso se produjo el 22 de abril; sin embargo, su muerte se indicó en los registros de su parroquia el 23, dado que era costumbre por aquel entonces datar, más que la fecha del óbito, la del entierro. Por su parte, es sabido que Shakespeare murió el 23 de abril, efectivamente, pero según el calendario juliano, que aún seguía vigente en Inglaterra en 1616 y que para aquel entonces España había sustituido por el calendario gregoriano, provocando un lapso de varios días entre uno y otro momento histórico.

Por último, el caso del Inca Garcilaso fue revisado por Aurelio Miró Quesada, quien recogía hasta tres fechas distintas: el 22 de abril (cincelada en una de las lápidas de la capilla de las Ánimas del Purgatorio, de la Mezquita-Catedral de Córdoba); la que tiene por más probable: el 23 de abril, que coincide con la apuntada en el inventario de sus bienes; y, por fin, el 24 de abril (referida en la partida de defunción). Más allá de esta pequeña discusión cronológica, quizás deberíamos aprovechar también para reclamar la relevancia de este tercer autor, símbolo del mestizaje y elemento esencial para las letras latinoamericanas, como figura motivadora de la elección del Día del Libro porque seguramente haya quedado ensombrecido por la trascendencia de los otros dos colosos creativos con los que comparte efeméride.

Además, en España tenemos la oportunidad de continuar esta celebración libresca a mediados de octubre gracias al Día de las Escritoras, que conmemora el fallecimiento de Teresa de Jesús.

Emilio J. Gallardo Saborido

Escuela de Estudios Hispano-Americanos, CSIC