Dieta cetogénica (keto), dieta paleolítica (paleo), dieta vegetariana, dieta vegana, dieta sin gluten… Cada vez encontramos más tipos diferentes de dietas que se ponen de moda porque personajes célebres y famosos aseguran que desde que las practican se sienten mejor. Una de las últimas tendencias es el llamado ayuno intermitente, que existe en dos modalidades: dieta de días alternos y dieta de horario restringido (generalmente con ayuno durante 16 horas y alimentación durante 8 horas). En ambos casos, se trata de someter al organismo a un ayuno durante un tiempo determinado.
Los defensores de este sistema de alimentación afirman que el ayuno intermitente provoca adaptaciones beneficiosas del metabolismo al reducir la producción de radicales libres, mejorar el ritmo circadiano y provocar cetosis.
Hasta hace un par de años, se trataba solo de una hipótesis, pero ahora tenemos ya ensayos clínicos que han estudiado los efectos del ayuno intermitente. Los resultados muestran que dejar de alimentarse durante unas horas seguidas (16 o 24) reduce algunos indicadores de peso corporal, como la circunferencia de la cintura o el porcentaje de peso corporal. Además, parece que puede beneficiar la salud cardiovascular al mejorar algunos marcadores relacionados con la obesidad, la hipertensión, la dislipidemia y la diabetes. Pero no todos los estudios han mostrado efectos significativos comparado con la alimentación no restrictiva
Sin embargo, no todas las personas toleran bien el ayuno intermitente y los dietistas-nutricionistas no la recomiendan para personas con enfermedades asociadas a la alimentación, niños, embarazadas y ancianos. Por tanto, ni todo el mundo debería practicar el ayuno intermitente, ni está demostrado que tenga amplios beneficios. Puede ser beneficioso, pero solo para algunas personas en determinadas situaciones y que la toleren bien.
Javier Sánchez Perona- Instituto de la Grasa (IG)